A veces cierro los ojos y no hay nadie… pero aparece todo.
Cerrarlos puede reducirse, a veces, a que el ruido se manifieste en sonidos triviales y mundanos.
Otras veces, al cerrarlos, esos sonidos se transforman en imágenes nítidas pero abstractas que, acompañadas de una melodía, un ritmo y una letra, dan forma a historias… o a figuras infinitas y caóticas.
Quizás alguna vez me ha sucedido cerrar los ojos y escuchar voces que alguien, en algún momento, me dijo.
Tengo que confesar que
Otras veces, cuando los cierro, el sonido se convierte en miedo… y soy aire.
A veces cierro los ojos y, al besar a la persona que más amo, mi todo se agita en mi.
Sin duda, cuando cierro los ojos, vuelvo a ser mía.
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